Quinquela Martín

miércoles, 1 de julio de 2020

Más del ángel de Isolda Rodríguez Rosales

Te soñé innumerables veces, en momentos angustiados,
cuando la luz abandonó mi mundo y transitaba
por desiertos interminables, alimentándome de sueños,
viviendo en silencios y oquedades infinitas,

entonces, clamé por vos, por tu presencia a mi lado,
alas protectoras cubriéndome, acunándome,
tus manos puras secando mis lágrimas inagotables,
tu rostro luminoso, radiante, llenando de luz mi sendero.

Entonces, apareciste, de la nada, enviado de Dios,
profetaniño, ángel sin tiempo, de todos los tiempos.
Era Dios hablándome al oído, susurrándome su amor.

Así lo supe aquella tarde, cuando me hirió con su espada
de luz, corazón partido, cual Teresa, la de Ávila.
¡Así comprendí que eras él que yo esperaba!

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