Quinquela Martín

martes, 15 de septiembre de 2020

“El sueño jubilado” de Aurora Olmedo


Mi sueño se jubiló y sin decirme nada,
se fue volando detrás de los vencejos.
Se retiró a un asilo privado con visitas restringidas.
Y hubo un ejercicio de piedad en mi ciudad
y los árboles comenzaron a caminar
para hacerme un cortejo con nidos y amor de clorofila,
y las alcantarillas despedían mariposas con brillitos
y los postes de luz se doblaban en señal de respeto.
Pero la tarde seguía triste, tan triste como una quema de libros
y caían del cielo palomas oxidadas por exceso de huelgas.
Mi sueño se rindió antes que yo y ahora me quedo
como una armadura donde retumba el eco
Quizás mañana cuelgue al sol sus exequias de humo
y luego vacíe los cajones y corte el cordón umbilical
con mi sueño que ahora anda con bastón y toma pastillitas.
Y ojala que, en los días que vendrán
la vida parezca igual, casi igual
y mi pecho no se dé cuenta de que está hueco, vacío
como un saco de adiós por donde se filtra el viento.

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