Laura había estado lidiando con emociones encontradas, seguía enamorada de Daniel, pero también estaba furiosa por las manipulaciones y las mentiras que rodeaban su relación. Una noche, después que las cosas se calmaron un poco, decidió que era hora de aclarar todo, de una vez por todas. Se sentó frente a Daniel, quien parecía estar en sus propios pensamientos, y mirándolo directamente a los ojos le confesó que no podía seguir ignorando las cosas que estaban sucediendo. Le aclaró que no estaba enojada, estaba decepcionada.
Daniel
bajó los ojos, incapaz de sostener su mirada, se excusó diciéndole que había
sentido miedo y no podía soportar la idea de perderla. Laura sintió un nudo en
la garganta, a pesar del dolor y la traición que sentía, también entendía las
razones detrás de las mentiras de Daniel. Sin embargo, sabía que debía
enfrentar la realidad de su situación No podían seguir juntos, necesitaba un tiempo
alejados, estaba decidida y hablaba con determinación. Él la miró fijamente como nunca lo había hecho
antes y en forma violenta le aseguró que eso nunca iba a pasar, que se lo saque
de la cabeza, que por unos celos estúpidos no iba a permitir que ella se aleje.
El ambiente se puso tenso y cargado de emociones, esa reacción de Daniel no se
la esperaba y Laura sospechaba que había algo más que le ocultaba.
A
pesar del dolor que le causaba, Laura echó a Daniel de su casa y le dijo que
nunca más volviera, habían terminado definitivamente y para siempre. Después de
la ruptura Laura intentó seguir adelante con su vida, enfocándose en
recuperarse emocionalmente y reajustarse a su nueva realidad sin él. Sin
embargo, su mundo se sacudió nuevamente cuando recibió una llamada inesperada. El
teléfono sonó mientras Laura estaba ocupada en la cocina preparando algo para
cenar. Al ver el nombre de Daniel en la pantalla, su corazón dio un vuelco.
Dudó un momento antes de contestar, sintiendo una mezcla de curiosidad y
aprehensión. Respondió la llamada con cautela.
Daniel
necesitaba que lo escuchara, sabía que todo había sido muy difícil, había
pensado mucho en lo que hablaron y le pidió, por última vez, tiempo para
solucionar las cosas. Laura frunció el ceño, sintiéndose confundida por sus
palabras ¿Tiempo? ¿Tiempo para qué?, respondió. Daniel le contaba que quería divorciase de Claudia, pero
necesitaba tiempo para hacer las cosas bien, para asegurarse que los chicos
estén bien y que todo esté en orden antes de dar ese paso. Laura se quedó en
silencio por un momento, procesando lo que acababa de escuchar. Sabía que una
parte de ella todavía anhelaba una solución diferente, pero también sabía lo
complicado que sería confiar en las promesas de Daniel después de tantas
decepciones. Lo sentía mucho, pero no podía seguir esperando en el limbo
mientras Daniel decidía que hacer. Ella necesitaba seguir adelante con su vida,
hubo otro momento de silencio, Daniel se mostraba comprensivo y antes de cortar
la comunicación le juró que la iba amar por el resto de su vida.
Después de la conversación tensa y emotiva Laura se quedó de pie en la cocina, mirando el teléfono en su mano con una mezcla de dolor y alivio. Sabía que había tomado la decisión correcta al no dejar que Daniel la mantuviera en un estado de espera indefinido. Ahora, más que nunca, estaba decidida a seguir adelante con su vida y encontrar la felicidad que merecía. Daniel se sentó en silencio en su departamento, tratando de procesar todo lo que había sucedido. Laura había tomado su decisión y él no podía evitarlo.
Pasaron unos días y decidido a recuperarla marcó el número de ella sintiendo un nudo en la garganta mientras esperaba que respondiera. La voz de Laura sonó al otro lado de la línea, Daniel respiró profundamente antes de contarle que Claudia se había ido de la casa, lo había dejado a él y a los chicos. Hubo un breve silencio antes de que Laura respondiera con un tono lleno de sorpresa y confusión sin poder ocultar su asombro. Daniel suspiró, sintiendo la necesidad de explicarse completamente, le contó que luego de su última llamada él tomo fuerzas y emprendió las acciones para el divorcio. Claudia, acorralada al ver que él ya no la amaba, que los chicos preferían la compañía de su padre y que las amenazas ya no lo inmovilizaban, le dijo que necesitaba un tiempo para reflexionar sobre la relación. Finalmente admitió que ya no podían continuar juntos. Dijo que necesitaba espacio para encontrar su propia felicidad y que los chicos estarían mejor sin ella en sus vidas. Claudia, antes de irse, había dejado cosas que ya no quería usar más y le había pedido a Daniel que se desasiera de ellas. Él le pidió a Laura que lo ayudara con eso, era mucho y sólo no podía.
Laura
escuchó en silencio, procesando las palabras de Daniel. A pesar de todo lo que
había pasado entre ellos, no pudo evitar sentir compasión por él y los chicos. Después
de unos momentos de silencio incómodo, ella decidió abordar el tema
directamente. Esto cambiaba las cosas, pero ella necesitaba tiempo para pensarlo,
no podía prometerle nada. Después de la llamada la mente de Laura estaba llena
de pensamientos encontrados, a pesar de todo lo que había pasado entre ellos,
la noticia la impactó profundamente y con cierta indecisión, decidió que lo
correcto era ir a la casa de Daniel para ayudarlo. Se subió a su camioneta y se
dirigió hacia la dirección que él le había dado.
Al
llegar, Laura notó que Daniel la esperaba en la entrada. Sus ojos mostraban el
peso de las últimas semanas y la angustia por todo lo que había ocurrido. Sin
muchas palabras se dirigieron juntos hacia el interior de la casa, una vez
dentro, Laura se sorprendió al ver la cantidad de cosas que Claudia había dejado.
Ropas, zapatos y adornos estaban esparcidos por la sala de estar y el pasillo. Daniel
se acercó con unas de las cajas, la abrió con cuidado, revelando una mezcla de
recuerdos y objetos personales. Juntos comenzaron a embalar las cosas de
Claudia, cada uno sumido en sus propios pensamientos. Laura se encontró
recordando los momentos en que ella y Daniel habían compartido. Después de un
rato, ella levantó una caja llena de libros y se la entregó a Daniel. Sus manos
se rozaron brevemente, y ambos se quedaron en silencio por un momento. Eso era
todo por hoy, le dijo él finalmente
mirando alrededor de la habitación con una mezcla de tristeza y alivio. Laura accedió,
apreciando que no había mucho más que decir en ese momento. Ambos sabían que
había un largo camino por delante para ajustarse a esta nueva realidad.
Cuando
estaban a punto de salir para cargar la camioneta de Laura con las cosas de
Claudia, Daniel se detuvo y la miró directamente a los ojos agradeciéndolo todo
lo que hacía por él. Sin embargo tenía que pedirle un último favor, sí podía
llevar, ella sola, las cosas de Claudia al contenedor del barrio. Él quería
estar con los chicos en su dormitorio para acompañarlos. Laura sintió un nudo
en el estómago, sabiendo que empezaba una vida junto a Daniel como tanto lo
había soñado. Estaba ahí para lo que él necesitara. Después de cargar todo se
despidieron con un abrazo breve pero significativo, ella se despidió de los
chicos mientras Daniel los arropaba,
salió de la casa y mientras conducía al contenedor a dejar las cosas de
Claudia sintió un peso ligero en su corazón. Sabía que, de alguna manera, este
era solo el comienzo de un nuevo capítulo en la vida de ambos, uno lleno de
oportunidades para crecer y encontrar la paz que tanto anhelaba.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Se ha habilitado la moderación de comentarios. El autor del blog debe aprobar todos los comentarios.