Quinquela Martín

miércoles, 18 de junio de 2025

Un amor sin salida "Ella necesitaba seguir con su vida" de Alejandro Nisim Joaquin

 

Laura había estado lidiando con emociones encontradas, seguía enamorada de Daniel, pero también estaba furiosa por las manipulaciones y las mentiras que rodeaban su relación. Una noche, después que las cosas se calmaron un poco, decidió que era hora de aclarar todo, de una vez por todas. Se sentó frente a Daniel, quien parecía estar en sus propios pensamientos, y mirándolo directamente a los ojos le confesó que no podía seguir ignorando las cosas que estaban sucediendo. Le aclaró que no estaba enojada, estaba decepcionada.

Daniel bajó los ojos, incapaz de sostener su mirada, se excusó diciéndole que había sentido miedo y no podía soportar la idea de perderla. Laura sintió un nudo en la garganta, a pesar del dolor y la traición que sentía, también entendía las razones detrás de las mentiras de Daniel. Sin embargo, sabía que debía enfrentar la realidad de su situación No podían seguir juntos, necesitaba un tiempo alejados, estaba decidida y hablaba con determinación. Él  la miró fijamente como nunca lo había hecho antes y en forma violenta le aseguró que eso nunca iba a pasar, que se lo saque de la cabeza, que por unos celos estúpidos no iba a permitir que ella se aleje. El ambiente se puso tenso y cargado de emociones, esa reacción de Daniel no se la esperaba y Laura sospechaba que había algo más que le ocultaba.

A pesar del dolor que le causaba, Laura echó a Daniel de su casa y le dijo que nunca más volviera, habían terminado definitivamente y para siempre. Después de la ruptura Laura intentó seguir adelante con su vida, enfocándose en recuperarse emocionalmente y reajustarse a su nueva realidad sin él. Sin embargo, su mundo se sacudió nuevamente cuando recibió una llamada inesperada. El teléfono sonó mientras Laura estaba ocupada en la cocina preparando algo para cenar. Al ver el nombre de Daniel en la pantalla, su corazón dio un vuelco. Dudó un momento antes de contestar, sintiendo una mezcla de curiosidad y aprehensión. Respondió la llamada con cautela.

Daniel necesitaba que lo escuchara, sabía que todo había sido muy difícil, había pensado mucho en lo que hablaron y le pidió, por última vez, tiempo para solucionar las cosas. Laura frunció el ceño, sintiéndose confundida por sus palabras ¿Tiempo? ¿Tiempo para qué?, respondió. Daniel le contaba que quería divorciase de Claudia, pero necesitaba tiempo para hacer las cosas bien, para asegurarse que los chicos estén bien y que todo esté en orden antes de dar ese paso. Laura se quedó en silencio por un momento, procesando lo que acababa de escuchar. Sabía que una parte de ella todavía anhelaba una solución diferente, pero también sabía lo complicado que sería confiar en las promesas de Daniel después de tantas decepciones. Lo sentía mucho, pero no podía seguir esperando en el limbo mientras Daniel decidía que hacer. Ella necesitaba seguir adelante con su vida, hubo otro momento de silencio, Daniel se mostraba comprensivo y antes de cortar la comunicación le juró que la iba amar por el resto de su vida.

Después de la conversación tensa y emotiva Laura se quedó de pie en la cocina, mirando el teléfono en su mano con una mezcla de dolor y alivio. Sabía que había tomado la decisión correcta al no dejar que Daniel la mantuviera en un estado de espera indefinido. Ahora, más que nunca, estaba decidida a seguir adelante con su vida y encontrar la felicidad que merecía. Daniel se sentó en silencio en su departamento, tratando de procesar todo lo que había sucedido. Laura había tomado su decisión y él no podía evitarlo.

Pasaron unos días y decidido a recuperarla marcó el número de ella sintiendo un nudo en la garganta mientras esperaba que respondiera. La voz de Laura sonó al otro lado de la línea, Daniel respiró profundamente antes de contarle que Claudia se había ido de la casa, lo había dejado a él y a los chicos. Hubo un breve silencio antes de que Laura respondiera con un tono lleno de sorpresa y confusión sin poder ocultar su asombro. Daniel suspiró, sintiendo la necesidad de explicarse completamente, le contó que luego de su última llamada él tomo fuerzas y emprendió las acciones para el divorcio. Claudia, acorralada al ver que él ya no la amaba, que los chicos preferían la compañía de su padre y que las amenazas ya no lo inmovilizaban, le dijo que necesitaba un tiempo para reflexionar sobre la relación. Finalmente admitió que ya no podían continuar juntos. Dijo que necesitaba espacio para encontrar su propia felicidad y que los chicos estarían mejor sin ella en sus vidas. Claudia, antes de irse, había dejado cosas que ya no quería usar más y le había pedido a Daniel que se desasiera de ellas. Él le pidió a Laura que lo ayudara con eso, era mucho y sólo no podía.

Laura escuchó en silencio, procesando las palabras de Daniel. A pesar de todo lo que había pasado entre ellos, no pudo evitar sentir compasión por él y los chicos. Después de unos momentos de silencio incómodo, ella decidió abordar el tema directamente. Esto cambiaba las cosas, pero ella necesitaba tiempo para pensarlo, no podía prometerle nada. Después de la llamada la mente de Laura estaba llena de pensamientos encontrados, a pesar de todo lo que había pasado entre ellos, la noticia la impactó profundamente y con cierta indecisión, decidió que lo correcto era ir a la casa de Daniel para ayudarlo. Se subió a su camioneta y se dirigió hacia la dirección que él le había dado.

Al llegar, Laura notó que Daniel la esperaba en la entrada. Sus ojos mostraban el peso de las últimas semanas y la angustia por todo lo que había ocurrido. Sin muchas palabras se dirigieron juntos hacia el interior de la casa, una vez dentro, Laura se sorprendió al ver la cantidad de cosas que Claudia había dejado. Ropas, zapatos y adornos estaban esparcidos por la sala de estar y el pasillo. Daniel se acercó con unas de las cajas, la abrió con cuidado, revelando una mezcla de recuerdos y objetos personales. Juntos comenzaron a embalar las cosas de Claudia, cada uno sumido en sus propios pensamientos. Laura se encontró recordando los momentos en que ella y Daniel habían compartido. Después de un rato, ella levantó una caja llena de libros y se la entregó a Daniel. Sus manos se rozaron brevemente, y ambos se quedaron en silencio por un momento. Eso era todo por hoy, le  dijo él finalmente mirando alrededor de la habitación con una mezcla de tristeza y alivio. Laura accedió, apreciando que no había mucho más que decir en ese momento. Ambos sabían que había un largo camino por delante para ajustarse a esta nueva realidad.

Cuando estaban a punto de salir para cargar la camioneta de Laura con las cosas de Claudia, Daniel se detuvo y la miró directamente a los ojos agradeciéndolo todo lo que hacía por él. Sin embargo tenía que pedirle un último favor, sí podía llevar, ella sola, las cosas de Claudia al contenedor del barrio. Él quería estar con los chicos en su dormitorio para acompañarlos. Laura sintió un nudo en el estómago, sabiendo que empezaba una vida junto a Daniel como tanto lo había soñado. Estaba ahí para lo que él necesitara. Después de cargar todo se despidieron con un abrazo breve pero significativo, ella se despidió de los chicos mientras Daniel los arropaba,  salió de la casa y mientras conducía al contenedor a dejar las cosas de Claudia sintió un peso ligero en su corazón. Sabía que, de alguna manera, este era solo el comienzo de un nuevo capítulo en la vida de ambos, uno lleno de oportunidades para crecer y encontrar la paz que tanto anhelaba.

 

 

 

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