Quinquela Martín

miércoles, 18 de junio de 2025

Un amor sin salida "la fiesta" de Alejandro Nisim Joaquin


En una luminosa noche de verano una gran fiesta se celebraba y la música llenaba cada rincón del jardín. Laura, una joven de veintidós años, llegó a la fiesta con cierta timidez, su mejor amiga la había convencido de asistir prometiéndole una velada inolvidable.  Con un elegante vestido azul se movía entre los invitados con gracia, en medio de la multitud destacó un hombre alto y apuesto, con una sonrisa que deslumbraba, era Daniel, un empresario de treinta años, conocido por su encanto y elegancia. Él, que solía ser el centro de atención en cualquier reunión, se sentía esta vez un poco aburrido hasta que sus ojos se posaron en Laura. 

Observándola desde lejos quedó fascinado por su natural belleza y la forma en que sus ojos brillaban, decidido a conocerla se acercó con una copa de vino en la mano. La saludo con voz suave logrando captar su atención, ella, un poco sorprendida por el gesto aceptó la copa con una sonrisa tímida. Ambos comenzaron a conversar, Daniel le habló de sus viajes y sus pasiones, mientras que Laura le contó sobre sus estudios y su amor por la literatura. A medida que avanzaba la noche la conversación fluía con naturalidad y la risa compartida se convirtió en el sonido predominante entre ellos. La música y el bullicio de la fiesta parecían desvanecerse, dejándolos en su propio mundo. En un momento él le pidió que bailaran y se los vio levemente abrazados moviéndose al compás de una melodía suave, sintiendo cómo una chispa nacía entre ellos. Al final de la noche, cuando los invitados comenzaban a despedirse ambos sabían que esa velada había marcado el inicio de algo especial. Daniel, sosteniendo suavemente su mano le pidió verse nuevamente. Ella respondió con una sonrisa que reflejaba la promesa de nuevos encuentros.

Pasaron un par de días desde aquella noche en la fiesta y Laura no podía evitar recordar cada momento que había compartido con Daniel, se sorprendía a sí misma sonriendo sin motivo aparente, rememorando la calidez de su conversación y la ternura de su mirada. Una tarde, mientras leía un libro en su habitación, el teléfono sonó sacándola de su ensueño. Con una mezcla de nervios y expectativa contestó, era Daniel, su corazón dio un vuelco. Su voz tan segura y serena parecía traer consigo la misma magia que habían compartido en la fiesta. Él le contó que estuvo pensando en la conversación que tuvieron y en lo bien que la habían pasado. Le preguntó si le gustaría verse ese fin de semana. Laura sintió una ola de felicidad recorrer su cuerpo, la idea de volver a verlo la emocionaba profundamente, respondió que sí inmediatamente, sin poder ocultar su alegría.

El resto de la semana pasó volando para Laura, que no podía dejar de pensar en la cita, llegó el viernes, y con él, el anticipo de una noche especial. Se preparó con cuidado eligiendo un vestido que resaltaba su elegancia natural y dejando su cabello suelto, como a Daniel le había gustado en la fiesta. A las siete en punto él llegó a su casa, cuando ella salió, Daniel la recibió con una sonrisa, entregándole una flor en la mano y le dijo lo hermosa que era, mientras Laura sentía cómo sus mejillas se sonrojaban. La cena fue maravillosa, la conversación fluyó tan fácilmente como aquella primera vez, y ambos se dieron cuenta que sus sentimientos habían crecido en estos pocos días. Después de la cena caminaron por un parque cercano, Daniel tomó suavemente la mano de Laura y ella sintió un calor reconfortante que la hizo sonreír. Él le explicaba que desde la fiesta no había podido dejar de pensar en ella, sentía que había algo especial entre ellos, algo que no quería perder. Le contó deteniéndose para mirarla a los ojos.

Se miraron en silencio por un momento, sintiendo la conexión profunda que los unía. Daniel, con suavidad, acercó su rostro al de Laura y la besó tiernamente. La noche continuó, pero para Laura ese beso marcó el inicio de una nueva etapa en su historia.

 

Un amor sin salida "un secreto" de Alejandro Nisim Joaquin

 

Pasaron varias semanas desde aquella primera cita y la relación florecía. Cada encuentro estaba lleno de risas, conversaciones profundas, proyectos y una pasión encendida.  Sin embargo, Laura sospechaba que algo no estaba bien, él nunca se quedaba a dormir. En algún momento de la noche se vestía y se iba, a pesar de los pedidos de Laura, él se marchaba sin dar más explicaciones. Ella sentía que Daniel guardaba un secreto que tendría que revelar.

Una tarde, mientras paseaban, Laura le dijo que antes de seguir comprometiéndose en la relación, era el momento adecuado para que le dijera porque nunca pasaban unas noches juntos. La pregunta provocó un ambiente cargado. Deteniéndose y tomándola de las manos Daniel le dijo que había algo importante que necesitaba decirle. Laura lo miró con curiosidad y un poco de preocupación, quería saber que estaba pasando. Daniel respiró hondo, sabiendo que sus siguientes palabras podrían cambiar todo entre ellos. Empezó diciendo que antes de conocerla su vida era bastante complicada, estaba viviendo con su esposa, pero estaban separados desde hace más de un año. Habían intentado solucionar las cosas pero ya no había amor entre ellos, solo seguían compartiendo la casa por razones prácticas y para no alterar demasiado la vida de sus hijos.

Laura sintió un nudo en el estómago, la noticia la tomó por sorpresa y necesitó unos segundos para procesarla, trataba de mantenerse calma, pero sin ocultar su ira le preguntó porque no se lo había dicho antes. Daniel le respondió que no quería ocultárselo, simplemente no sabía cómo decirlo sin arruinar lo que tenían, ella significaba mucho para él y se lo contaba porque no podía seguir esta relación sin ser honesto con ella. Laura, muy alterada, le preguntó hasta cuando iban a seguir así, sin contarle la verdad, miró a Daniel a los ojos buscando la sinceridad en su mirada, sabía que sus sentimientos por él eran fuertes, pero también entendía que esta revelación complicaba las cosas. Él permaneció callado mientras ella le decía que apreciaba mucho que se lo haya contado, pero que esto cambiaba todo y necesitaba tiempo para pensar. Daniel aceptó, solo quería que supiera que la amaba y que estaba dispuesto a hacer lo que sea necesario para estar con ella, de la manera correcta.

Laura se apartó necesitando espacio para reflexionar, los días que siguieron fueron difíciles. Ella se debatía entre sus sentimientos por Daniel y lo complicado de su situación. Finalmente decidió hablar con su mejor amiga, quien siempre había sido su consejera y confidente. Le confesó que no sabía qué hacer, amaba a Daniel, pero su situación era muy complicada ¿Cómo podía estar con él, sabiendo que aún vivía con su esposa, aunque estén separados? Le preguntó con lágrimas en los ojos. Su amiga la abrazó dándole consuelo, el amor nunca es fácil, le dijo, pero si sentís que él es sincero y que realmente quiere estar con vos, tal vez valga la pena intentarlo. Solo asegúrate de que esté dispuesto a solucionar su situación antes de que puedan seguir adelante.

Con el consejo de su amiga en mente, Laura decidió que necesitaba hablar con Daniel una vez más. Lo citó en un café tranquilo, dispuesta a expresar sus sentimientos y preocupaciones. Cuando se encontraron ella abrió su corazón, lo amaba, pero no podía estar con él mientras siguiera viviendo con su esposa Necesitaba saber que él, estaba dispuesto a dar ese paso, y resolver la situación antes de que pudieran seguir adelante. Daniel tomó su mano, mirándola con determinación le aseguró que ella era lo más importante de su vida. Estaba dispuesto a tomar las decisiones necesarias. No dudó en afirmarle que  hablaría con su esposa para que ellos pudieran estar juntos de la manera que se merecían. Laura sintió una mezcla de alivio y esperanza, sabía que no iba a ser fácil, pero con la promesa de Daniel decidió darle una oportunidad a su amor, confiando en que juntos podrían superarlo.

Un amor sin salida "necesito más tiempo" de Alejandro Nisim Joaquin

 

Los días siguientes fueron un torbellino de emociones para Laura, ella quería construir un futuro con Daniel y estaba dispuesta a esperarlo. Pasaron algunos días sin novedades, entonces lo llamó y quedaron en encontrarse. Él, cuando llegó, tenía el rostro duro, le comentó que había hablado con su esposa, Claudia, sobre la necesidad de formalizar su divorcio y comenzar a vivir por separado, sin embargo, ella se opuso terminantemente. Le contó que una noche, después de una acalorada discusión, Claudia reveló su lado más agresivo. Él, por primera vez, se había dado cuenta de la magnitud del maltrato que sus hijos y él mismo sufrían, Claudia no solo era verbalmente abusiva, sino que también ejercía control y manipulación, usando el miedo y la intimidación como herramientas.

Le confesó que observó el terror en los ojos de sus hijos, Lucas y Sofía, y supo que no podía dejarlos con ella. Le afirmó que estaba decidido a protegerlos buscando ayuda legal para empezar inmediatamente los trámites del divorcio.  También había contactado a un terapeuta familiar para recibir apoyo y que en menos de un mes se iba de la casa con los chicos. Le pidió que vivieran los cuatro juntos bajo el mismo techo y así empezar a formar una familia. Laura le aseguró que lo esperaría a que resolviera sus problemas.

Una tarde, mientras paseaban, decidió compartir con ella la dura realidad que estaba enfrentando. La situación con Claudia era peor de lo que imaginaba, ella maltrataba a los chicos y a él, y, como su familia tenía mucho dinero, además, amenazaba con que si la dejaba, se llevaba a los chicos y nunca más los volvería a ver. Cuando terminó de contarle Daniel le pidió más tiempo para dejar a Claudia. Laura lo miró conmovida y preocupada, no tenía idea por lo que estaba pasando, quería ayudarlo en todo lo que pudiera y le aseguró que no estaba solo.

Pasó más de un año y de a poco la vida de Laura se fue llenando de promesas incumplidas. Su familia y las amigas le pedían que diera vuelta la página, que rehiciera su vida y, a pesar del amor que sentía por Daniel, ella decidió terminar la relación. Bloqueo su teléfono para que no pueda llamarla y su mejor amiga se instaló en su casa para no dejarla sola.

Un día caminaba sola por la calle y ahí estaba Daniel. Ella había terminado la relación, pero no había podido dejar de amarlo. Él le contó que había terminado el juicio con Claudia y estaban legalmente divorciados. El juez le había otorgado la custodia de los chicos a él. Quería pedirle perdón y que vuelvan a estar juntos, por fin podían cumplir el sueño. Te amo Laura, sos todo para mí. Le declaró Daniel conmovido.

Las buenas noticias provocaron que Laura y Daniel volvieran estar juntos. Pasaron varios meses y no había cambios. Daniel le contaba como defensa que la familia de Claudia no abandonaba en su intento de destruirlo. La influencia y recursos que ostentaban parecían interminables. Se había enterado que comenzaron a tejer una red de mentiras y manipulaciones sólo para desestabilizarlo.

Una mañana estaban sentados en una cafetería y Daniel recibió una llamada. Al cortar le dijo que su abogado le había dicho que Claudia había presentado nuevas pruebas, alegando que maltrataba a los chicos. Había conseguido testimonios falsos de antiguos empleados suyos y estaban presionando para una revisión urgente del caso. Ella exigía que se quede en la casa y deje a Laura, o perdía a todo. Laura sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que las acusaciones eran completamente falsas, pero también comprendía el poder de la familia de Claudia. Daniel, casi llorando, sentía que estaba todo perdido, que sólo no iba a poder y que cuando Laura se cansara de todo esto y lo abandonara, sería ahí cuando Claudia lo habría vencido. Laura lo abrazó, le juró que no lo iba a abandonar. Le aseguró que iba ser una batalla dura, pero no estaba sólo. Lo amaba, y lo iba esperar lo que tenga que ser.

Pasaron unas semanas y sin embargo los problemas no se detuvieron ahí. Daniel le contaba que las mentiras y la influencia de la familia de Claudia habían empezado a afectar su trabajo de manera directa. Contratos importantes fueron cancelados sin explicación y varias empresas comenzaron a rechazar hacer negocios con él. Una tarde, mientras estaba con Laura, Daniel le contó que había recibido una notificación de las autoridades de bienestar infantil. La familia de Claudia había logrado que se iniciara una investigación sobre las condiciones de vida de Lucas y Sofía cuando estaban con él.  Laura tomó las manos de Daniel, mirándolo a los ojos con firmeza le aseguró que iban a superar esto juntos. No iba permitir que le quiten a sus hijos, ni que destruyan sus vidas. Sabemos la verdad, y lucharemos con todas nuestras fuerzas. Le afirmó dándole ánimos.

Con una mezcla de desesperación y determinación Laura comenzó a preparar la defensa de Daniel. Documentó cada momento positivo y seguro que  Lucas y Sofía compartían con su papá, recogiendo testimonios de maestros, médicos, y amigos cercanos. Trabajó mucho en reunir todas esas pruebas, sabía que el testimonio de personas cercanas sería crucial para contrarrestar las mentiras de Claudia, pero el día de la audiencia para la revisión del caso de custodia nunca llegó.

La tensión entre ellos era palpable, sin embargo, Laura no lo abandonó. Su amor y determinación con tantos contratiempos había salido fortalecido. Aunque los tiempos difíciles puedan parecer interminables, siempre hay luz al final del túnel, se decía a sí misma.

 

Un amor sin salida "por el bienestar de sus hijos" de Alejandro Nisim Joaquin

 

Una mañana Laura recibió una llamada de Daniel, lo escuchaba sintiendo una creciente inquietud en su interior. Él le contaba que hacía unos días había recibido una visita inesperada en su trabajo, un abogado de la familia de Claudia había ido a verlo mostrándole una serie de documentos y le dejó en claro que, si no se olvidaba del divorcio, ellos iban usar todo su poder para destruirlo. Él no le había dado importancia, por eso no le había dicho nada, pero el acoso había alcanzado su punto máximo. Utilizando todas sus conexiones y recursos lograron lo impensable, sus cuentas bancarias fueron congeladas, y lo más devastador, el Tribunal dictaminó que la custodia de Lucas y Sofía debía ser compartida, obligándolo a no abandonar la casa con Claudia para garantizar un entorno familiar para los niños.

Laura sorprendida le preguntó sí podían hacer eso, sí podían obligarlo a vivir con una mujer que había dejado de amar. Él le aseguró que no, pero que si no lo hacía  le daban la custodia definitiva de los chicos a Claudia y conociéndola, los iba a perder para siempre. Laura sintió como si el suelo se desmoronara bajo sus pies. No podía creer lo que estaba escuchando, estaban amenazándolo con quitarle todo si dejaba a Claudia. Daniel no paraba de hablar, le repetía que las conexiones y recursos de su familia eran inmensos y temía que pudieran llevar a cabo sus amenazas. Laura se quedó en silencio, procesando la magnitud de la situación, finalmente le pidió a Daniel que corte la llamada y vaya a su casa para hablar personalmente y pensar algo juntos.

Cuando Daniel llegó, ella tomó su mano y lo miró con determinación. Le dijo que no podían ceder ante las amenazas, no podían dejar que los controlen con miedo. Le suplicó que no se vaya, que no la abandone, le aseguró que, sí se olvidada de los sueños que tenían juntos, ellos habrían ganado, y los chicos y él vivirán bajo el control y manipulación de Claudia para siempre. Daniel la miró, no quería perderla, no quería que ellos ganen, pero tenía que pensar en el bienestar de Lucas y Sofía. No podía permitir que sufran más. Laura respiró hondo, tratando de mantener la calma, lo sabía, pero insistía en que juntos iban a encontrar una solución. Le repetía que no estaba solo, que lo amaba, finalmente le suplico que no la deje.

Daniel le hablaba con su voz quebrada por la emoción mientras la abrazaba, estaba destrozado, pero no podía soportar la idea de perder a Lucas y a Sofía. Tenía que seguir viviendo con Claudia, pero no quería perderla. Laura lo escuchó con sus ojos llenos de lágrimas, pero también de comprensión. Sabía que Daniel estaba tomando esta decisión por el bienestar de sus hijos, aunque le rompiera el corazón. No podía imaginar lo difícil que debía ser para él. No quería que siguiera viviendo con Claudia, pero entendía que estaba haciendo esto por sus hijos, Daniel no podía soportar la idea de perderla, sabía que era pedir demasiado, pero necesitaba seguir viéndola, aunque sea a escondidas.

Laura intentó calmar el ímpetu de sus emociones. Sabía que su amor por Daniel era profundo y verdadero y que quería estar con él a pesar de todo. Aceptaba la situación, si esto es lo que necesitaba Daniel para estar con sus hijos. Lo apoyó buscando una manera de mantenerse unidos, aunque sea complicado. Con el corazón lleno de dolor, pero también de esperanza, se despidieron esa noche prometiéndose amor y apoyo mutuo, sin importar las circunstancias.

A pesar de las dificultades, Laura y Daniel continuaron viéndose en secreto. Ella sentía que hacía todo el esfuerzo para llevar adelante la relación, dándole a Daniel la fuerza necesaria para soportar la situación en la que se encontraba.

Un amor sin salida "el cumpleaños de Laura" de Alejandro Nisim Joaquin

 

El día del cumpleaños de Laura llegó con una mezcla de emociones para ambos. A pesar de todos los desafíos que habían enfrentado juntos, decidieron celebrar ese día especial con amigos cercanos y familiares. Ella había invitado a Daniel a unirse a la celebración con sus hijos, para que pudieran compartir juntos ese momento especial. Se iban a presentar como compañeros de trabajo para no provocar confusiones en los chicos. Esa tarde ella esperaba ansiosamente en su casa, rodeada de amigos y decoraciones festivas, la presencia de Daniel y sus hijos, sabiendo que sería un momento significativo para ellos. Sin embargo, cuando la puerta finalmente se abrió y Daniel entró, Laura notó de inmediato que algo no estaba bien, había llegado solo.

Ella con preocupación le preguntó por los chicos. Daniel bajó la mirada incapaz de enfrentar su decepción. Se disculpó porque Claudia no le había permitido traer a sus hijos. Tenía planes familiares y no podían venir.  Laura sintió como si le hubieran arrancado el corazón, había esperado tanto compartir ese día con Daniel y sus hijos, solo para enfrentarse a otra muestra de la influencia y el control que Claudia tenía sobre su vida. Le preguntó si no había podido hacer algo para traerlos. Daniel suspiró sintiéndose impotente, lo había intentado, pero Claudia era firme en sus decisiones, especialmente cuando se trataba de sus hijos y él no quiso causar más problemas.

Laura se esforzó por mantenerse fuerte frente a sus invitados, pero el dolor y la frustración la abrumaban, sabía que Daniel estaba atrapado en una situación difícil, pero no podía evitar sentirse herida por la falta de apoyo en un momento tan importante. A medida que avanzaba la noche, Laura intentó disfrutar de la celebración, aunque su corazón estaba roto. Cuando llegó el momento de despedirse, Daniel se acercó a ella con una expresión de pesar en su rostro. Lo sentía mucho y le hubiera gustado poder quedarse más tiempo, pero tenía que volver a su casa, Claudia esperaba que regrese antes de que sea demasiado tarde. Laura, sintiendo un nudo en la garganta, le agradeció la visita a pesar de todo, solo deseaba que las cosas fueran diferentes. Daniel la abrazó con ternura, sintiendo el peso de la distancia entre ellos. Le prometió que pronto cambiarían las cosas, porque no podía soportar verla así.

Después de despedirse, con un beso en la mejilla, Daniel se fue dejando a Laura llena de preguntas y emociones encontradas. En los días siguientes, ella se tomó tiempo para reflexionar sobre el futuro de su relación con Daniel, mientras Claudia seguía siendo una presencia constante y perturbadora en sus vidas. Laura se encontraba cada vez más atrapada entre su amor por Daniel y la presión de su familia y amigas, quienes no entendían por qué continuaba luchando por una relación tan complicada.

Una tarde, Laura recibió la visita de su madre y algunas de sus amigas más cercanas, se sentaron en la sala mirándola con expresiones de preocupación y frustración. Su madre estaba muy preocupada por ella, le decía que su relación con Daniel le estaba causando más dolor que felicidad. No entendía por qué seguía  aferrada a él, especialmente después de todo lo que había pasado. Las amigas de Laura asintieron, añadiendo sus propias preocupaciones y opiniones, le explicaban que debía reconsiderar su relación con Daniel. No era saludable seguir en esto, le dijo una de ellas, con tono comprensivo pero firme.

Laura las miró sintiendo una mezcla de emociones, sabía que venían de un lugar de preocupación y amor por ella, pero también sentía que nadie comprendía realmente la complejidad de su relación con Daniel. Sin poder contener su enojo, Laura entendió sus preocupaciones, pero amaba a Daniel y él estaba pasando por momentos difíciles y necesitaba su apoyo más que nunca, les explicó.

Su madre suspiró frustrada, entendía  que amaba a Daniel, pero ¿a qué costo? No podía seguir viéndola sufrir de esa manera, le pidió que pensara en su propio bienestar también. La conversación se intensificó a medida que las emociones fluían y los argumentos se volvían cada vez más acalorados. Laura se encontraba defendiendo su amor por Daniel con todas sus fuerzas, enfrentando las críticas y las advertencias de aquellas que más le importaban, hasta que finalmente exclamó ¡No entienden!, la situación era difícil, pero no podía simplemente dejarlo en este momento y no lo iba hacer.

Las palabras de Laura resonaron en la habitación, llenas de determinación y con una pizca de desafío. Su madre y sus amigas se quedaron en silencio, reflexionando sobre sus palabras y la fuerza con la que las había expresado. Después de un momento de tensa quietud, Laura continuó buscando un entendimiento, confíen en mí, sabía que no podían entender completamente su decisión, pero estaba haciendo lo que sentía correcto para ella. Finalmente les pidió apoyo, ahora más que nunca. Hubo un momento de reflexión antes de que su madre finalmente hablara, suavizando su expresión. No podían prometerle que iban estar de acuerdo con todo lo que ella decidiera, pero le aseguró que siempre iban estar ahí para ella. Si es lo que sentía en su corazón, entonces harían su mejor esfuerzo para apoyarla.

Las amigas de Laura afirmaron lo dicho por la madre y expresaron su preocupación y amor de una manera más comprensiva, se disculparon si habían parecido demasiado duras, solo querían lo mejor para ella.

 

 

Un amor sin salida "el préstamo" de Alejandro Nisim Joaquin

 

A pesar de todos los desafíos que habían enfrentado juntos, parecía que las dificultades nunca terminaban. Una tarde Daniel llegó a la casa de Laura con una expresión de desesperación que ella no había visto en mucho tiempo, mientras entraba lo miró, sintiendo una punzada de preocupación. Él se sentó frente a ella, tomó aire y comenzó a explicarle que debido a las continuas manipulaciones de la familia de Claudia, había perdido un negocio muy importante. Ellos habían saboteado el acuerdo, y ahora los inversores lo estaban acusando de fraude. Tenía que devolver el dinero en diez días, sino, iban a presentar cargos en su contra por estafa. Necesitaba una suma de dinero considerable para evitar ir a la cárcel.

Laura lo miró con una mezcla de incredulidad y compasión, sabía que Daniel había estado luchando contra la influencia de Claudia y su familia desde hace mucho tiempo, pero esto parecía una situación aún más grave. Le preguntó cuánto dinero necesitaba, Daniel tragó saliva y mirándola a los ojos le dijo cien mil dólares, que era una cantidad enorme y no quería ponerla en esa situación, pero no tenía a quién más recurrir. Ella se quedó en silencio, procesando la magnitud de la situación. Daniel estaba desesperado y había hecho todo lo posible para mantenerse a flote. Si conseguir ese dinero significaba evitar que Daniel vaya a la cárcel y proteger su amor, entonces Laura haría lo necesario para conseguirlo. Él la miró con profunda gratitud y alivio, no sabía cómo agradecérselo. Le prometió que encontraría la manera de devolverle el dinero, no iba permitir que saliera perjudicada por esto.

Laura, aunque en su interior sabía que conseguir esa suma de dinero no sería fácil, decidió no pensar en las dificultades y concentrarse en ayudarlo. Durante los siguientes días trabajó incansablemente para reunir el dinero, vendió algunas de sus pertenencias valiosas, pidió préstamos a amigos cercanos y familiares, e incluso habló con su jefe para obtener un adelanto significativo de su salario. La cantidad que necesitaba aún parecía inalcanzable, pero no estaba dispuesta a rendirse. Finalmente, a solo un día del plazo, su mejor amiga le prestó una considerable suma, lo suficiente para conseguir los cien mil dólares.

Con el corazón acelerado fue en busca de Daniel,  esperaba que entregándole el dinero solucione el problema y pudiera volver a encaminar su vida. Él la abrazó con fuerza y con sus ojos llenos de lágrimas de agradecimiento. Le prometió que haría todo lo posible para solucionar la situación y devolverte cada centavo. Con el dinero en mano Daniel se retiró.

Pasaron varios meses y la tensión en la vida de Laura seguía aumentando, a pesar de su amor por Daniel, las dificultades financieras y las promesas incumplidas comenzaron a pesar en su relación. Una tarde, su mejor amiga la llamó para pedirle que se encontraran en una cafetería cercana. Cuando Laura llegó, su amiga la esperaba con una expresión seria, se saludaron y se sentaron, Mónica fue directa al grano, necesitaba hablar sobre el dinero que le había prestado para ayudar a Daniel. Habían pasado varios meses y aún no había recibido ni un centavo de vuelta, entendía la situación difícil que estaban pasando, pero necesitaba esos dólares de regreso. Laura sintió una sensación de culpabilidad y preocupación. Sabía que Mónica tenía razón, pero también estaba consciente de las dificultades que Daniel estaba enfrentando, sin embargo decidió afrontar la situación con honestidad, entendía completamente la preocupación de su amiga y lamentaba mucho que esto haya tomado tanto tiempo. Había hablado con Daniel al respecto y le aseguró que devolvería el dinero pronto. Tuvo algunos problemas con sus negocios, pero estaba segura de que cumplirá con su promesa. Mónica la miró con decepción, Laura era su mejor amiga y confiaba en ella, pero demandaba que entendiera que ella también tenía sus propios problemas financieros, no podía esperar indefinidamente y necesitaba ese dinero lo antes posible, Laura accedió, sintiendo la presión y la responsabilidad de resolver la situación.  

Esa noche decidió enfrentar a Daniel de manera más firme. Cuando llegó, Laura lo esperaba en la sala con el rostro serio. Le contó la charla que había tenido con Mónica, necesitaban devolverle esos dólares de inmediato, no podía seguir dándole excusas. Daniel suspiró y se pasó la mano por el cabello, visiblemente agobiado, no anduvo con vueltas,  no podía devolver el dinero. Laura lo miró en silencio, esperando que continuara, Daniel le contó que sus negocios no estaban yendo bien, había intentado todo lo posible, pero no era suficiente, estaba en un punto que si vendiera toda su cartera de acciones no cubriría ni el 10% de la deuda, apenas podía mantenerse a flote. Laura entendía que estuviera pasando por un mal momento, pero Mónica necesita su dinero ahora, no podía seguir postergando esto, tenían que encontrar la manera de devolvérselo, incluso si eso significaba vender algunas de sus cosas o pedir ayuda a alguien más. Daniel le recordó que no era alguien que evitaba sus responsabilidades, la situación del dinero de Mónica lo dejaba abrumado por la culpa y la impotencia, había pensado en mil formas de conseguirlo, pero todas son imposibles ahora mismo. No quería perder a Laura por esto, pero ahora no podía devolverlo. Lo único que se le ocurrió es si ella pudiera tomar una hipoteca por su departamento, así le devolverían los dólares a su amiga y él se lo iría pagando en cuotas.

Laura no lo quería presionar, tomó una hipoteca por su departamento y le devolvió el dinero a Mónica, además Daniel se lo iría pagando en cuotas. No iba ser fácil para ninguno, pero prefería eso a perder a Mónica y darle más tensión a su vida.