tímida y avergonzada
dejé que
quitaras lentamente mis vestidos,
desnuda
sin saber qué
hacer y muerta de frío
me acomodé
entre tus piernas
¿es la
primera vez?
preguntaste,
sólo pude
llorar.
oí que me
decías que todo iba a salir bien
que no me
preocupara,
yo recordaba
las largas discusiones de mis padres,
el
desesperado llanto de mi madre
y su voz
diciéndome:
"nunca
confíes en los hombres".
Comprendiste
mi dolor
y con
infinita ternura
cubriste mi
cuerpo con tu cuerpo,
tienes que
abrir las piernas, murmuraste,
y yo me sentí
torpe y desolada.
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