Lo que yo no
quiero
es darte
palabras de ensueño,
ni propagar
imagen con mis labios
en tu frente,
ni con mi beso.
La punta de
tu dedo,
con tu uña
rosa, para mi gesto
tomo, y, en
el aire hecho,
te la
devuelvo.
De tu almohada,
la gracia y el hueco.
Y el calor de
tus ojos, ajenos.
Y la luz de
tus pechos
secretos.
Como la luna
en primavera,
una ventana
nos da
amarilla lumbre. Y un estrecho
latir
parece que
refluye a ti de mí.
No es eso. No
será. Tu sentido verdadero
me lo ha dado
ya el resto,
el bonito
secreto,
el
graciosillo hoyuelo,
la linda
comisura
y el mañanero
desperezo.
Vicente
Aleixandre, escritor y poeta español. Premio Nobel de Literatura 1977.
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