En tanto esté solo, seguiré siendo sólo yo solo.
En tanto esté entre conocidos, seguiré siendo un conocido.
Pero mientras me encuentre entre desconocidos:
En cuanto salgo a la calle: un peatón sale a la calle.
En cuanto me subo a un tranvía: un pasajero sube al tranvía.
En cuanto entro en una joyería: entra un señor en la
joyería.
En cuanto empujo un carro de la compra por el auto-servicio:
un
cliente lleva el carro de la compra por el autoservicio.
En cuanto entro en unos grandes almacenes: entra un
comprador en
los grandes almacenes.
Después paso junto a los niños: y los niños ven a un adulto
que pasa
junto a ellos. A continuación entro en una zona
prohibida: y los vigilantes ven a una persona no autorizada
que está
entrando en una zona prohibida. Después veo en
la zona prohibida a los niños que echan a correr, y me
convierto en un
vigilante del que los niños huyen corriendo
porque no les está permitido el paso en la zona.
Después me siento en la antesala como aspirante a una plaza.
Después escribo mi nombre en el reverso de un sobre como
remitente.
Después relleno el vale de descuento como uno al que le
sonríe la
suerte.
Después, tan pronto como me preguntan por la calle Schwarzen
Weg,
me convierto en un conocedor del lugar.
Tan pronto como después veo lo increíble, me convierto en
testigo.
Tan pronto como después entro en una iglesia, me convierto
en un
laico.
Tan pronto como después me detengo frente a un accidente, me
convierto en un curioso.
Tan pronto como después no sé dónde está Schwarzen Weg, me
convierto de nuevo en alguien que no conoce la
calle Schwarzen Weg.
En cuanto me tomo mi
comida, ya puedo decir: ¡nosotros los
consumidores!
En cuanto me roban
algo, ya puedo decir: ¡nosotros los propietarios!
En cuanto publico una
esquela de defunción, ya puedo decir:
¡nosotros los de luto!
En cuanto contemplo
el universo, ya puedo decir: ¡nosotros los
humanos!
Leo la novela en las revistas, y me convierto en uno entre
millones.
No cumplo mis obligaciones con las autoridades, y ya soy un
ciudadano.
No huyo durante el tumulto, y ya soy un rebelde.
Levanto la vista de la novela y contemplo a la belleza
sentada frente a
mí, y nos convertimos en dos entre millones.
Después, alguien no se baja del tren en marcha - ¿alguien?
-, un viajero.
Después, alguien habla sin acento - ¿alguien? -, un
autóctono.
Después, alguien tiene un vecino de enfrente, y se convierte
en el
vecino de enfrente.
Después, alguien deja de jugar sólo consigo mismo, y se
convierte en un
contrincante.
Después, alguien en un barracón se convierte en jefe de
barracón.
Después, alguien sale a rastras entre los arbustos de un
parque, y se
convierte en un individuo sospechoso.
Después, alguien de quien se está hablando se convierte en
objeto de la
conversación.
Después, alguien en una foto es reconocido, y se convierte
en X.
Después, alguien pasea por el campo - ¿quién? -, un
excursionista.
Cuando después, de pronto, un coche frena frente a mí: soy
un
obstáculo.
Después, en la oscuridad, una silueta me reconoce y me
convierto en
una silueta en la oscuridad.
Cuando, después, me observan con unos prismáticos, soy un
objeto.
Después, alguien tropieza conmigo, y me convierto en un
cuerpo.
Cuando después me pisan, soy un objeto blando.
Después me envuelven con algo, y me convierto en el
contenido.
Después se descubre que ha pasado un hombre descalzo por la
vereda
y que el autor del disparo ha tenido que ser
diestro y que alguien con el grupo sanguíneo tipo 0 ha
estado aquí
tumbado y que yo, a juzgar por lo miserable de mi
aspecto, debo de ser un extranjero.
En cuanto me llaman, el llamado no hace caso a la llamada.
En cuanto estoy suficientemente lejos del observador, el
objeto es tan
sólo un punto.
En cuanto, después, como observador, llamo a alguien, soy un
buen
susto para el llamado.
Después, finalmente, me encuentro con un conocido, y dos
desconocidos se encuentran.
Después, finalmente, me dejan solo, y alguien se queda
rezagado.
Después, finalmente, estoy solo, y alguien está a solas
consigo mismo.
Después, finalmente, me siento junto a alguien en la hierba,
y soy, al fin,
otro.
Peter Handke, escritor austriaco, ganador del Premio Nobel
de Literatura 2019.
Peter Handke nos hace pensar en los que somos y en lo que no somos. Cecilia
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