Quinquela Martín

martes, 23 de junio de 2020

Soneto matinal a una colegiala ingrávida de Gabriel García Marquez

Al pasar me saluda y tras el viento

que da al aliento de su voz temprana
en la cuadrada luz de una ventana
se empaña, no el cristal, sino el aliento

Es tempranera como una campana.

Cabe en lo inverosímil, como un cuento
y cuando corta el hilo del momento
vierte su sangre blanca la mañana.

Si se viste de azul y va a la escuela,

no se distingue si camina o vuela
porque es como la brisa, tan liviana

que en la mañana azul no se precisa

cuál de las tres que pasan es la brisa,
cuál es la niña y cuál es la mañana.

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