Ser, arrojados al Tiempo,
un instante más fugaz
que la luz del rayo al caer.
Más fugaz que un
latido,
que un adiós,
que una palabra.
Ser
un grano de arena
en ese
reloj que pretende
medir la eternidad.
Ser una gota de agua
en el río que
es
el mismo
y distinto,
en su continuo fluir.
Ser, en el espacio
infinito,
el punto invisible del cruce
de invisibles
coordenadas.
Aún así,
solo un punto
invisible y fugaz,
en la soledad del universo
soy,
estoy siendo y seré
mientras alguien
me espeje en su mirada,
mientras una caricia
me haga conciente de mi piel
y de mi forma.
Mientras alguien me de un nombre
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